PASTORAL SOCIAL PIEDRAS NEGRAS
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    El Subdelegado de Gobierno en Castellón, Antonio Lorenzo, ha hecho entrega este viernes de la Medalla de Bronce al Mérito Social Penitenciario, que otorga el Ministerio del Interior, a la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Segorbe-Castellón, "por la gran labor social y religiosa que desde la Diócesis se realiza en los centros penitenciarios de Castellón I y Castellón II.

    Esta entrega se ha realizado durante el acto institucional posterior a la eucaristía que con motivo de la festividad de la Virgen de la Merced, patrona de los presos y del personal de prisiones. Ha presidido el obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, en la mañana de este viernes en el centro penitenciario Castellón II, en Albocàsser.

    La celebración ha estado concelebrada por los capellanes de la prisión y varios sacerdotes voluntarios, y ha participado un numeroso grupo de internos. Durante el acto, el obispo ha recordado a los internos "que nada ni nadie puede cancelar la altísima dignidad del hombre como hijo de Dios, el único que con la muerte de su Hijo nos ha alcanzado la auténtica y verdadera libertad". Al finalizar la Eucaristía, López ha tenido oportunidad de departir con los internos.

    La pastoral penitenciaria tiene como objetivo "manifestar el amor de Dios hacia las personas privadas de libertad con una presencia constante y significativa".

    Son actualmente casi un centenar de voluntarios que, "movidos por el amor de Dios y procedentes de diferentes localidades de la Diócesis, dedican de forma desinteresada dentro y fuera de los centros, su tiempo y su ilusión por acompañar a los internos", explican desde el Obispado.

    Los proyectos que la pastoral penitenciaria realiza están divididos en dos áreas: religiosa (entre los que destaca la celebración de la Eucaristía y varios talleres de Iniciación cristiana, oración o biblia) y social (entre los que cabe subrayar el proyecto 'Erga Migrantes', cuyo objetivo es escuchar y atender a los internos inmigrantes en sus particulares necesidades; el proyecto 'une-T', cuyo objetivo es ofrecer una propuesta racional, eficaz, integral y humana que genere un estilo de vida que permita integrar el interno en la vida social; o los talleres de teatro, guitarra, costura, gestión de vida, etc

    El acto ha terminado con la visita a una exposición de fotografías y obras de arte que los internos realizan dentro del centro penitenciario gracias a la labor de los voluntarios y maestros, y un festival en el salón de actos donde los internos han interpretado algunas piezas musicales y teatrales.


    La atención a prisioneros y esclavos constituye un elemento básico de la Biblia
    israelita, como muestra el libro de Jeremías. Los nobles judíos, amenazados por los
    babilonios, habían prometido convertirse, liberando a los esclavos e instaurando un orden
    de justicia y libertad. Pero la amenaza pasó y ellos se volvieron atrás y esclavizaron de
    nuevo a sus siervos. Entonces se puso Jeremías ante la puerta del templo y gritó:
    “Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y yo habitaré en este lugar... ¿Creéis que
    este Templo que lleva mi nombre es una cueva de bandidos?” (Jer 7, 1-5.11; cf. 25, 1-14; 26,
    1-9). Conforme a su durísimo sermón, los auténticos “bandidos” no son los encarcelados,
    sino aquellos que les encarcelan y apresan. Sin duda, hay también “bandidos” en la cárcel,
    entre los esclavos, pero Jeremías, Jesús llaman bandidos a encarceladores (Mc 11, 15-19
    par). La Biblia insiste en la necesidad de liberar a los encarcelados, como muestra el
    Segundo Isaías (cf. Is 40-55). Este profeta se presente como “siervo” o ministro de Dios, para
    liberar a los encarcelados, como el mismo Dios le dice: Yo, Yahvé, te he tomado de la
    mano y te guardaré y te he constituido alianza del pueblo y luz para las naciones. Para que
    abras los ojos a los ciegos y saques de la cárcel a los presos y de la prisión a los que moran
    en las tinieblas (Is 42, 6-7).
    Este profeta es un ministro de la libertad, para abrir los ojos de los ciegos y sacar a los
    cautivos de las cárceles. Es ministro de Dios y en su nombre abre una esperanza para el
    conjunto de los hombres, empezando por los presos: Así dice Yahvé, el que me constituyó
    Siervo suyo desde el seno materno, para que trajese a Jacob, para que reuniese a Israel... Te
    he guardado y constituido alianza del pueblo: para restaurar la tierra, para repartir
    heredades desoladas, para decir a los presos: Salid, a los que están en tinieblas: Venid a la
    luz. Por los caminos pacerán, y en todas las alturas desoladas pastarán... (Is 49, 5-6). Éste es
    el profeta de Dios, liberador de los encarcelados. Por eso puede decir: Él me ha enviado
    para repartir las heredades desoladas, para abrir las cárceles de muerte y para así iniciar un
    camino de liberación, en la línea del gran Jubileo, del Nuevo de la Paz mesiánica.
    Desde este fondo se entiende la oración de aquellos que piden libertad:
    «¡Despierta, despierta, revístete de fuerza, brazo de Yahvé! (Is 51, 9). ¿No eres tú quien
    secó el mar, el que hizo un camino para los redimidos? Los rescatados de Yahvé volverán,
    vendrán a Sión con cánticos» (Is 51, 10-15). Este profeta es el primer “ministro de la
    libertad”.
    El segundo y mayor, para los cristianos, será Jesús. Con él, sus seguidores, serán
    también ministros de libertad.
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